Lavanderías
En la Edad Media, los lavaderos consistían a veces en una simple piedra colocada a la orilla del río o en un simple tablón y sin abrigo. Se construían principalmente con el dinero de los señores a petición de sus súbditos, que pagaban una tasa por utilizarlos: era el derecho de banalización. Algunas lavanderías estaban equipadas con chimeneas para producir las cenizas necesarias para blanquear la ropa, y se "lavaban con cenizas" dos veces al año. Una lavandera llevaba la colada a la orilla de un arroyo, la frotaba con ceniza, la aclaraba y la doblaba varias veces. Luego la golpeaba con un batidor de madera para escurrirla lo más posible antes de llevarla al secadero. En Touques había muchas lavanderías o lavaderos a lo largo del "ruisseau des ouïes".