Deauville, una escala portuaria gastronómica

El otro factor sensacional de esta ubicación es, por supuesto, su exclusiva posición a la entrada del puerto deportivo, en un edificio que originalmente no estaba pensado para ser un restaurante. Beaumarly ganó el concurso del ayuntamiento y rediseñó al 100% el espacio para crear un local mágico de dos plantas. "La ubicación siempre es crucial para nosotros", explica Clémence Mérelle, entusiasmada por el encanto de la zona, con sus impresionantes vistas de los barcos, el casino y las alturas de Trouville-sur-Mer.

Además de la monumental escalera, lo que más llama la atención de Le Deauville es la luminosidad de las habitaciones, que refuerza su aire elegante. "Mientras paseábamos por la ciudad para impregnarnos de su singularidad, seleccionamos algunos elementos con nuestro decorador inglés Martin Brudnizki, que recientemente diseñó para nosotros Les Jardins de Presbourg y La plage parisienne: el dibujo de Fernand Léger de las sombrillas de Deauville se reproduce en una pared, el mosaico de los baños pompeyanos es evocado por el bar y el puesto del pelador, mientras que el parqué evoca el tinte y el tachonado típicos de sus emblemáticas Planches". Resueltamente pop con su paleta de colores pastel primarios, el restaurante es un guiño al glamour vintage de los años treinta. "La idea no era ser excesivamente moderno, sino recrear el ambiente acogedor y confortable de una casa normanda", explica la joven directora, Clémence Mérelle.

Este lema se refleja en una carta que no ha intentado imitar la de los restaurantes típicos. Los productos lácteos, las carnes y los mariscos de Normandía tienen su lugar en la cocina. Pero son revisitados con el espíritu de Beaumarly. Todo ello a un precio razonable, con un menú entre semana de entrante y plato principal (o plato principal y postre) a 30 o 35 euros los tres platos. "La idea era ofrecer platos sencillos, productos sencillos con nuestra manera particular de prepararlos y condimentarlos, ¡con el toque Costes! Y está claro que funciona, a juzgar por los primeros comentarios desde la apertura el pasado mes de octubre. "Entre semana, tenemos unos cincuenta comensales para comer y cenar. Y los sábados por la noche, 200". Cuando haga buen tiempo, habrá dos terrazas disponibles para aumentar el aforo. No cabe duda de que con Le Deauville, los gourmets llegarán con estilo.