



Para poder utilizar el caballo con fines domésticos y de trabajo, el hombre tuvo primero que adiestrarlo. Por eso se puede decir que la doma es la base de todos los deportes ecuestres. Como disciplina, se remonta a los griegos (hace 2.000 años): entonces era una baza importante en el combate. El arte se perdió y sólo se recuperó durante el Renacimiento y alcanzó su apogeo en el siglo XVIII con la apertura de la Escuela Española de Equitación en Viena en 1729. En 1912, la doma se convirtió en una de las disciplinas ecuestres de los Juegos Olímpicos, uniéndose al Salto de Obstáculos (CSO) y al Concurso Completo de Equitación (CEE). En 1996, en los Juegos Olímpicos de Atlanta se integró en la doma clásica la prueba de paseo libre al ritmo de la música.
En el Parque Hípico Internacional de Deauville se organizan numerosas competiciones a lo largo del año.
